No sirve de nada ilusionarse.

Si ves a un ciego enfrente de un paso de peatones, con intención de cruzar..tienes dos opciones.
O cogerlo de la mano, y acompañarlo y guiarlo, o pasar de largo y esperar que lo haga otro.Si coges de la mano al ciego, y le dices que no se preocupe, que tu estas ahí, que le vas a ayudar, e incluso le hablas de que haréis cuando lleguéis al otro extremo del cruce..
El ciego se hace ilusiones, y deposita toda su confianza en ti, dejandose caersobre ti, guiar por ti, sabiendo que esta vez, le acompañarian a cruzar, no le dejarían sólo, como tantas otras veces. Y justo cuando van a dar el primer paso, el mas importante, el de iniciar la trayectoria, te arrepientes, te ves incapaz de guiar al ciego, no puedes hacerlo.
Asi que disimuladamente, le sueltas la mano, y después en un par de minutos, le dices que lo sientes, pero que tienes prisa, y no puedes pararte a acompañarle.
El ciego se queda callado, desorientado, dando golpes con su palo para ver donde se ha quedado, perdido, destruido, no sabe que hacer, se ha quedado con un pie en el aire, esperando ese primer paso...
Le había pasado tantas otras veces.. Tal vez lo mejor era no cruzar nunca, se quedaría esperando a que alguien le dijera: "ya hemos cruzado, estas enfrente" que lo llevaran a rastras si hiciera falta, pero el no volvería a ilusionarse, ni a mover una pierna..

Era fuerte, y no lloraba por estupideces..pero está vez.. tu te llevaste su fuerza.